Fundación Ciudad del Niño y Escuela de Psicología de la Universidad Mayor presentan estudio sobre las variables psicosociales que condicionan la institucionalización de NNA

Los resultados de la investigación plantean una serie de desafíos y retos a futuro, como la pertinencia de mantener el sistema de residencias. 

“Si bien existen numerosos estudios que identifican las variables asociadas al proceso de vulneración de un NNA al interior de sus familias, existe escasa información sobre las consideraciones particulares del proceso que conlleva a su institucionalización. El objetivo de esta investigación fue caracterizar aquellos hitos de la vida familiar de niños, niñas y adolescentes usuarios de centros residenciales en Chile, e identificar las variables psicosociales condicionantes de su proceso de institucionalización», explicó Carolina Cortés de Fundación Ciudad del Niño durante el seminario en el que se presentó el estudio «Análisis de variables psicosociales de las familias de niños, niñas y adolescentes en cuidado alternativo residencial: condicionantes del proceso de institucionalización» realizado por la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor y Fundación Ciudad del Niño.  

Los 6 casos estudiados tienen trayectorias y características de vida bastante similares. En primera instancia, la vida de sus padres muestra que todos los niños vivían (y viven) en contextos de precariedad socioeconómica, lo que se expresa en: inestabilidad habitacional, trayectoria escolar y trayectoria de intervención estatal. 

Hay factores sociales propios del contexto que inciden en distintos eventos de la historia de los niños, y que, junto a otros factores familiares e individuales, generan que estas trayectorias incluyan algún ingreso a residencias de la red Mejor Niñez. Otro elemento sustancial es la exposición permanente a estas condiciones de precariedad socioeconómica, lo que perpetúa el funcionamiento desorganizado de las familias.   

Si bien el sistema detecta situaciones de vulneración tempranamente en los niños, niñas y adolescentes estudiados, la mayor parte de las veces la intervención no se concreta, siendo uno de los factores explicativos, la movilidad espacial del NNA y su familia. En la mayor parte, el caso se egresa por cambio de domicilio y pocas veces se llega a la posibilidad de la intervención, a no ser que haya ingresado ya a una residencia. Cabe preguntarse por el rol que han cumplido los sistemas de protección y cómo estos pueden funcionar de manera articulada frente a la movilidad espacial y la precariedad social estructural de base de las familias y los territorios que habitan. Esta interrogante cobra mayor sentido en la región dada las características económicas de muchos países de Latinoamérica las cuales tienen un correlato con los mayores indicadores de maltrato y negligencia que se observan. 

“Este estudio es un punto de partida pues mira la realidad desde otra dimensión. Un gran trabajo que nos abre a nuevos desafíos, especialmente a investigar con base científica la necesidad de mantener el sistema de residencias, mejorar sus estándares de calidad en articulación y sinergia con los sistemas ambulatorios”, señala José Pedro Silva, presidente Fundación Ciudad del Niño.   

Los resultados del estudio plantean una serie de desafíos o retos a futuro. Lo primero, es que la condición de precarización sostenida y de carácter intergeneracional a la que se ven expuestas las familias de NNA puede incidir en que los NNA adopten creencias y conductas de exposición a vulneraciones dada la normalización de estas. Luego, se hace necesario explorar las barreras técnicas del sistema de protección con el fin de garantizar sus derechos y evitar esta exposición acumulada a situaciones de riesgo psicosocial. 

Residencias en peligro Cuando un niño, niña y/o adolescente no puede ser cuidado por su familia de origen, como resultado de una grave vulneración a sus derechos, ya sea por constatación de la incapacidad de los padres o cuidadores, la ejecución de una medida de protección o la constatación de negligencia grave por parte de sus cuidadores, es el Estado quien se hace cargo de sus cuidados a través de centros de acogimiento residencial o de familias de acogidas.  

En nuestro país, existen entre 4.500 y 5.000 NNA ingresados en las casi 250 residencias de protección que integran el sistema de cuidados alternativos para aquellos niños, niñas y adolescentes que son separados en forma transitoria de sus familias de origen. 

En el año 2005, el Estado chileno siguiendo las directrices de la Unicef, de que todo NNA tiene derecho a vivir en familia y completar así su adecuado desarrollo, migra de un sistema residencial a un sistema ambulatorio.  Sin embargo, y contrario a las recomendaciones del mismo organismo internacional de mantener un sistema de cuidados alternativos; a la fecha, y en forma progresiva, se siguen cerrando las residencias administradas tanto por el Estado como por la sociedad civil. Hoy menos de un 6% de los NNA en situación de vulnerabilidad se encuentra atendido en residencias, es decir, el 94% lo son en forma ambulatoria.  

Para nuestra fundación, supuso el cierre de la emblemática Ciudad del Niño y de muchas otras de nuestras residencias a lo largo del país. En la actualidad solo contamos con dos residencias: Cauquenes (región del Maule) y en Los Ángeles (región del Biobío), las que también ven en peligro su subsistencia en el largo plazo. 

“La situación dramática que viven muchos miles de niños, niñas y adolescentes, ni siquiera debidamente catastrados, que no tienen familia de origen, ni ampliada o sin posibilidades reales de acogerlos y protegerlos, releva la pertinencia de preguntarse si es conveniente perseverar en una política pública tan extrema. El cierre de los CREAD, por ejemplo y de muchas residencias, deja a esos NNA en absoluto desamparo, incluso en situaciones de calle, lo que resulta una vulneración de los derechos de los NNA superlativamente más grave, contrariando los propósitos de la convención y desafiando el propio sentido común. El país necesita un sistema de residencias con estándar de calidad en equilibrada articulación con los sistemas ambulatorios”, destacó José Pedro Silva, presidente Fundación Ciudad del Niño, quien agregó: “no nos cabe ninguna duda que la reinserción familiar es lo más importante y trabajamos día a día en ello, a través de nuestros programas ambulatorios. Pero lo cierto es que existen niños, niñas y adolescentes para los cuales las residencias siguen siendo una imperativa necesidad. El Estado no puede desentenderse de esta situación”, puntualizó.

Si te lo perdiste, te dejamos la grabación del seminario alojado en nuestro canal de YouTube:

José Pedro Silva, presidente Fundación Ciudad del Niño, junto a los autores del estudio: Alicia Cruzat académica de la Escuela de Psicología; Carolina Cortés de Fundación Ciudad del Niño; Pablo Segovia, académico de la Escuela de Psicología y Ximena Riesco de Fundación Ciudad del Niño. Edmundo Campusano, director Escuela de Psicología, Universidad Mayor.

 

Carlos Vöhringer, director técnico Nacional en Hogar de Cristo; Carolina Cortés de Fundación Ciudad del Niño; Anuar Quesille, abogado especializado en Derechos de la Niñez, y Paulina Fernández, directora de Estudios de Aldeas infantiles SOS.