Más allá de los regalos: claves para una Navidad que fortalece el vínculo con niños y niñas

En Navidad, los regalos suelen ocupar el centro de la escena. Sin embargo, entre compras, compromisos y celebraciones, el vínculo con niños y niñas puede quedar en segundo plano. Frente a este escenario, especialistas advierten que el desafío no es elegir entre regalar o compartir tiempo, sino comprender cómo estas fechas pueden transformarse en una oportunidad para fortalecer la conexión emocional y el bienestar socioemocional infantil.

Así lo explica Ana María Salinas, directora de nuestro programa de prevención PCIT (Terapia de Interacción entre Padres e Hijos), quien entrega orientaciones prácticas para vivir una Navidad más consciente, centrada en la atención positiva, el juego compartido y la presencia emocional de los adultos significativos.

Navidad: una oportunidad para conectar

Las fiestas de fin de año suelen implicar más tiempo compartido y cambios en la rutina familiar. Según Ana María, estas condiciones pueden convertirse en una oportunidad para fortalecer el vínculo, siempre que los adultos estén emocionalmente disponibles.

“El vínculo se construye a través de interacciones cotidianas de calidad, en las que el adulto sigue la iniciativa del niño o la niña, ofreciendo atención positiva y validación emocional. En ese sentido, el mayor regalo no es material, sino relacional”, explica Salinas.

Desde el enfoque PCIT, estas experiencias de atención positiva son clave para que niños y niñas se sientan vistos, escuchados y valorados, construyendo recuerdos significativos y un vínculo seguro.

Actitudes adultas que favorecen una experiencia positiva

Para promover una vivencia navideña emocionalmente saludable, nuestra directora destaca algunas actitudes fundamentales por parte de madres, padres y cuidadores:

  • Presencia emocional real, más allá del celular o las tareas pendientes.

  • Expectativas realistas, considerando que los cambios de rutina pueden afectar la regulación emocional.

  • Validación emocional, reconociendo lo que sienten niños y niñas, incluso si no coincide con el “ambiente festivo”.

  • Refuerzo positivo, describiendo y elogiando conductas adecuadas con mensajes específicos.

Estas prácticas promueven una crianza sensible, predecible y basada en el refuerzo de conductas positivas.

Rabietas y desregulación: una reacción esperable

Durante estas fechas, es común que aparezcan más rabietas o conductas desafiantes. Cambios de horarios, exceso de estímulos y cansancio pueden impactar en la regulación emocional infantil.

“La invitación es a comprender estas conductas como señales y no como provocaciones”, señala Ana María, enfatizando la importancia de responder con contención emocional, junto con límites claros, consistentes y predecibles.

Pequeños momentos que hacen la diferencia

Fortalecer el vínculo no requiere grandes actividades. Desde el modelo PCIT, se destaca el valor de momentos simples y cotidianos, como:

  • Jugar entre 10 y 15 minutos al día siguiendo la iniciativa del niño o la niña.

  • Conversar mientras se decoran espacios o se preparan actividades juntos.

  • Leer un cuento antes de dormir.

  • Agradecer y destacar conductas positivas durante el día.

Cuando estos momentos se repiten de forma consistente, tienen un impacto profundo en el bienestar emocional infantil.

El sentido de los regalos más allá de lo material

Desde una mirada socioemocional, un regalo no es solo un objeto, sino también un mensaje relacional. “Es importante preguntarnos si el regalo invita a la interacción, al juego compartido o a la expresión emocional”, explica la especialista.

Entre los regalos que favorecen el desarrollo socioemocional se encuentran:

  • Materiales de arte como lápices, plastilina o témperas.

  • Libros que aborden emociones, diversidad o relaciones.

  • Juegos de construcción para crear en conjunto.

  • Muñecos, figuras o animales para el juego simbólico.

Más que el objeto en sí, lo relevante es cómo el adulto participa activamente en el juego, observando, describiendo y reforzando positivamente la iniciativa del niño o la niña.

En el caso de pantallas o videojuegos, la recomendación no es prohibir, sino acompañar su uso con límites claros y presencia adulta, evitando que estos reemplacen el vínculo.

El mensaje central de esta Navidad

“Los niños no recuerdan la Navidad por la cantidad de regalos, sino por cómo se sintieron”, enfatiza Ana María Salinas. Sentirse escuchados, valorados y acompañados emocionalmente es uno de los principales factores de protección de la salud mental infantil.

Desde el modelo PCIT, aplicado por terapeutas especialistas, se ha demostrado que un vínculo seguro es una herramienta clave para el desarrollo saludable de niños y niñas. Las celebraciones de fin de año pueden ser una valiosa oportunidad para fortalecerlo.

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