La aventura de ser familia y las huellas de la institucionalización (relato en primera persona)

La mayoría de las personas ve a sus hijos por primera vez cuando nacen. En mi caso, fue distinto pues vi el rostro de mis hijos por primera vez a sus nueve años. Ese fue el día en que iniciamos nuestra aventura de ser familia. Mis hijos son gemelos, de actuales 10 años, que estuvieron prácticamente toda su vida en una residencia de protección. Por esas cosas extraordinarias nos conocimos, nos vinculamos, y hoy somos familia. En términos afectivos yo soy la mamá que ellos eligieron, y ellos mis hijos amados. En términos legales, están en situación de pre egreso con su tercero significativo, sin lazo consanguíneo. Desde el principio el proceso ha sido complejo, estresante y en momentos doloroso, pero lo hemos vivido como una aventura, la más importante de nuestras vidas. Siendo lo más complejo buscar la armonía entre la idealización del ejercicio del rol materno y esta forma diferente de asumir la maternidad como un proceso. En el que se deben priorizar sus necesidades fundamentales, aprender a conocer y a compartir sus preferencias desde el respeto de su propia identidad –la que se formó fuera de este núcleo familiar– así cobra fuerza la educación valórica familiar y […]